BENEFICIOS DE LOS ANIMALES EN LA SALUD DE LOS MÁS MAYORES
- Raquel Resines Ortiz
- 5 jul 2016
- 3 Min. de lectura

Los efectos beneficiosos en la salud que producir la relación del hombre con los animales decompañía han sido intuitivamente aceptados desde siempre (Levinson, 1993). A pesar de ello, es relativamente tarde, un partir de la década de los setenta, cuando empieza a ponerse en marcha la investigación en campo de este.
La permite es precisamente esta investigación, no únicamente reafirmar la hipótesis del beneficio generado por los animales de compañía en general, sino también ofrecer una serie de datos, objetivamente comprobables, diferencian al tipo de beneficio y al colectivo sobre el actúa. En este sentido, se han llevado un cabo prometedores estudios experimentales demuestran, tanto la existencia de beneficios psicológicos (Katcher, 1980; Ory et al., 1993) como fisiológicos (Friedman et al., 1980).
Hoy en día, parece demostrado los animales, producen, entre otros, los siguientes efectos benéficos:
· Paliar el sentimiento de soledad: ONU estudio evaluó un casi 1.000 personas mayores no institucionalizadas, atendidas por Medicare. En un número significativo de personas, se observó proporcionaban compañía, un sentimiento de seguridad, y la oportunidad de divertirse, jugar y relajarse. Los animales permitían una las personas experimentar una relación de afecto y unión.
· Estimular la comunicación verbal: En un estudio, la mayoría de las personas mayores recibían visitas de asistentes sociales, manifestaron solían hacer confidencias un sus mascotas con mayor facilidad que a otras personas (Wilson, 1985). A diferencia de lo ocurre al hablar con los demás, las personas experimentaron una reducción de la tensión arterial al hablar con animales, lo que indica se encuentran más relajados conversando con los animales con las personas (Katcher, 1983).
· Favorecer el contacto físico y las demostraciones de afecto: En el estudio mencionado en el punto anterior, se observó el 74% de las personas mayores recibían ayuda asistencial en su hogar, manifestaron acariciar a sus animales les hacía sentirse mejor. En otro estudio, la en dos residencias geriátricas, la entre el 85% y el 93% de los residentes, la fueron observados, la acariciando o primero un visitantes de los perros, la de 15 un 25 veces por persona y visita (Neer et al. 1987).
· Ayudar una centrar la atención: Uno de los problemas de la jubilación es la falta de identidad y el sentimiento de inutilidad. La atención prestada a la mascota, ayuda definir la posición de su dueño (poseedor de una mascota), de forma parecida una afición de o de trabajo de las Naciones Unidas (Erikson et al. 1986)
· Estimular el ejercicio: Los dueños de perros experimentan un número menor de pequeños problemas de salud, y saca el número y duración de sus paseos (Serpell, 1991). Los animales proporcionan ejercicio, y hay acuerdo general en tener un ejercicio adecuado es positivo.
· Hacer reír: Los animales un menudo permiten que las personas se rían de si mismas, o de lo les rodea.
· Ampliar los contactos sociales: pasean de Las personas con un perro, disfrutan de mayor contacto social y tienen conversaciones más largas cuando pasean solas. (Messent, 1985).
Muchos personas mayores han descubierto los animales satisfacen algunas de sus mayores necesidades: restauran el orden de sus vidas, mantienen la realidad a su alcance, y les unen relaciones atentas, respetuosas, sacrificadas, y emocionalmente intensas.
Aunque existe el potencial para una variedad de personas pueda obtener beneficios mediante su asociación con animales de compañía, es mayor en el caso de los más mayores, cuyo vínculo con los animales de compañía, es quizás más fuerte y más profundo en cualquier otra edad (Bustad, 1983).
Los animales de compañía, pueden utilizarse en centros geriátricos para aliviar los sentimientos de soledad, depresión y aburrimiento de los residentes. Algunos individuos han mostrado mejoría en su habilidad de interaccionar y comunicarse con otros residentes y con el personal. Tanto el personal como los voluntarios, han informado sobre numerosos ejemplos, en los los pacientes normalmente pecado interés, despide un nuevo afán por la vida, después de la visita de un perro. Algunos pacientes que han permanecido en silencio durante meses, desde hablar después de interaccionar con los animales. Otros pacientes que no han querido salir de la cama, ni participar en actividades, desde un tener interés en moverse, y estar alerta cuando llegan los perros (Cusack, 1984).
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